La monja andariega abulense, aunque muy viajera por tierras de España, nunca cruzó las fronteras de su país. Sin embargo, su obra no tardó mucho en extenderse por el mundo, primero a tierras del Imperio español en Bélgica y luego a lo que en su día se llamaban Las Indias, que hoy denominamos América Latina. Y de ahí ha seguido extendiéndose el Carmelo y su espiritualidad a lo largo del tiempo hasta abarcar casi el mundo entero.
Teresa se preocupó mucho por la ruptura en la Iglesia causada por Lutero y otros “protestantes” que no solo desmintieron la autoridad del papa y crearon iglesias nacionales a base de lo que ellos llamaba una fe evangélica, sino también cerraron los conventos y expulsaron a sus habitantes. Los países escandinavos pasaron a la Reforma protestante a mediados del siglo XVI, o sea durante la vida de Teresa. Aun cuando no lo supiera ella, tardarían casi cinco siglos y pasarían muchas cosas hasta que el Carmelo teresiano pudiera establecerse en esta tierras nórdicas. Como veremos, estos establecimientos no se llevaron a cabo sin debates ideológicos parlamentarios. Pero una vez presente la orden carmelitana en Escandinavia, ha dado lugar a numerosos estudios teológicos, psicológicos y de género.